La ciudad y el medio ambiente

La ecología es la ciencia que estudia las interacciones entre las comunidades vivas y el medio en el que residen, así como las interacciones existentes entre las especies que componen dichas comunidades. En estos momentos es la disciplina que más información nos puede aportar sobre el efecto de los seres humanos sobre su entorno.

 

El papel de la ciudad:

 

La ciudad puede ser estudiada desde un punto de vista teórico que llamaremos sistema-entorno. La urbe es un sistema abierto que también toma lo que necesita para mantenerse del ambiente y expulsa a él sus residuos. Actualmente, los recursos usados por el metabolismo urbano provienen de un gran hinterland global e, igualmente, los desechos se distribuyen luego de forma planetaria. Por tanto, los estilos de vida urbanos de los países occidentales se sostienen con un uso de cada vez más cantidad de superficie y los impactos van más allá de la escala local; de esta forma, se ha creado el concepto de huella ecológica para hacer referencia a las afecciones de una población sobre distintos ámbitos a muchos de kilómetros de distancia.

 

 

  Contaminación en Madrid (febrero de 2011)

 

·         Un modelo urbano en crisis: la ciudad difusa

 

Nuestras ciudades se van pareciendo cada vez más a lo que en términos técnicos se conoce como conurbación. Este concepto hace referencia a la urbanización sin freno que se difunde por el territorio de forma errática e incontrolada perdiéndose la noción de centro y de unidad en el trazado propia de las ciudades antiguas; es lo que se denomina gigantismo sin forma.

 

 

 Conurbación de Sevilla - Aljarafe 

 

 

Tal modelo de ocupación del territorio se apoya en el establecimiento de redes que facilitan el transporte horizontal de abastecimiento y residuos desde y hacia áreas cada vez más alejadas del entorno local e incluso regional de los asentamientos concentrados de población: el sostenimiento del sistema local depende de la explotación de recursos foráneos y la contaminación de ecosistemas distantes.

 

Esta gran dimensión de la ciudad exige solucionar problemas graves de salubridad, gestión de residuos, diseño de redes de transporte, etc. que hasta ahora se han ido enfocando desde puntos de vistas parciales a medida que fueron apareciendo y a corto plazo con una gestión de la crisis que se come toda posibilidad de planificación. La polución del espacio urbano, la inseguridad sobre la higiene de los alimentos que consumimos, etc. son consecuencias negativas que nuestro estilo de vida.

 

 

Contaminación de una fábrica de cemento en la capital cordobesa

 

Aunque desde un punto de vista ético resulte deplorable, lo cierto es que ha habido que esperar hasta que la problemática ambiental ha comenzado a afectar radicalmente a los países ricos, para que se empiecen a tomar medidas. Por ejemplo, actualmente están muy bien estudiados los impactos negativos del automóvil sobre la calidad de vida de la ciudad y el entorno (contaminación acústica, producción de gases nocivos para la salud, necesidad continua de espacio para el coche en detrimento de zonas verdes, etc.), con lo que para solucionarlos se multiplican las empresas y empleos relacionados con la reparación y revisión de vehículos para garantizar un nivel de contaminación determinado de las emisiones producto de la combustión de gasolinas, la contratación de cuerpos policiales y de control para evitar comportamientos de riesgo entre los conductores, el diseño y planificación de infraestructuras por parte de equipos de ingenieros y otros técnicos, la creación de nuevas industrias para el desarrollo de tecnologías para el tratamiento de agentes contaminantes, gestión de aguas residuales, etc., o la creación de nuevos puestos de trabajo para ingenieros con vistas a mejorar la seguridad de los automóviles.

 

Todo este tipo de mecanismos no es percibido por la gran mayoría de los urbanitas. Para ellos la ciudad se ha transformado en una enorme megalópolis: un organismo colectivo que funciona sin que ellos, como componentes, conozcan las consecuencias globales de su actividad. Nadie sabe de dónde vienen los recursos consumidos ni adónde van los residuos producidos.

 

·         Modelos de edificación:

 

La construcción en la actualidad se caracteriza por su dispersión y por la ocupación de cada vez mayor cantidad de espacio. Esto significa colonizar y urbanizar nuevas áreas en detrimento de otros seres vivos, con lo que ello supone en relación a la destrucción de hábitats y la reducción de la biodiversidad. En lugar de concentrar a la población en viviendas de varias plantas, se ha impuesto culturalmente el modelo de adosado tras adosado que requiere de áreas cada vez más amplias. 

 

Adosados en Mirabueno (Córdoba)

 

Aún sin crecimiento demográfico, el modelo presente promueve una explosión urbana que se traga gran cantidad de suelo con pérdidas irreversibles para la fertilidad. Eso sí, concentrar a la población no quiere decir tampoco construir bloques de edificios de innumerables plantas en que las viviendas parecen celdas de una colmena. Es posible combinar concentración y calidad de vida, paliando así los impactos sobre el medio. En el siguiente apartado, veremos cómo es posible mantener el modelo de edificación dispersa por medio del coche.

Además, los edificios y las infraestructuras que se diseñan requieren de mucho mantenimiento y, por tanto, gran consumo de materiales, energía e información. En muchos casos los problemas derivan de la exportación de modelos de edificación de unos lugares a otros sin tener en cuenta las restricciones que impone el entorno local. Por ejemplo, la exposición a los elementos o el consumo energético de una construcción dependen del lugar en que se ha realizado.

 

En el caso de Canarias, mientras las edificaciones tradicionales están muy adaptadas al medio (como el caso de El Hierro), se importan modelos de bloques de edificios no adaptados y más expuestos que necesitan ser pintados más a menudo, consumen más agua, etc. El caso de los chalets es más grave aún: simplemente mantener el jardincito privado con césped en zonas donde la vegetación adaptada es otra requiere un despilfarro de agua de dimensiones catastróficas en un lugar donde ésta es escasa.

 

·         Modelo de movilidad:

 

El vehículo privado es el gran protagonista de los desplazamientos ante la ausencia de un sistema de transporte público y colectivo alternativo.

 

El coche se vuelve una necesidad a causa del propio diseño de la ciudad: la monoespecialización de los espacios en comerciales, universitarios, laborales, etc. provoca un dispersión de los servicios para la satisfacción de necesidades por estar muy alejados entre sí. Por ejemplo, el haber sacado a la universidad de la ciudad hace que miles de estudiantes tengan que motorizarse todos los días, para que luego el espacio de los campus quede innutilizado parte de la semana (los fines de semana representan un 28% de los días).

 

Si a esto sumamos centros comerciales, cines, parques industriales y demás, es posible comprender por qué en el entorno urbano, ante la ausencia de transporte público eficiente, los desplazamientos en automóvil se acerquen a casi el ochenta por ciento del total, lo que lleva aparejado un aumento de la polución primaria (la relacionada directamente con el coche) y de la secundaria (la relacionada con la combinación de los contaminantes del coche y otros que producen otras actividades urbanas), además de una deformación de la ciudad a beneficio del coche en lugar de los humanos (aceras estrechas, disminución de zonas verdes, etc.).

 

Todos estos problemas de movilidad podrían reducirse acercando los servicios a los ciudadanos: manteniendo los pequeños comercios en los barrios (hoy amenazados por las grandes superficies), manteniendo la universidad dentro de la ciudad (hoy expulsada a campus para los que es necesario un medio de transporte), etc. Al mismo tiempo, un buen servicio público no competitivo con el automóvil privado incrementaría la eficiencia de los desplazamientos: mientras la mayoría de los coches de cinco plazas en la actualidad llevan un único pasajero (el conductor), sería posible concentrarlos en un único vehículo. Dos autobuses articulados y una normal pueden llevar doscientos treinta pasajeros, con lo que si todos las usáramos quitaríamos aproximadamente el mismo número de vehículos de la circulación, con los efectos positivos que eso tendría en las emisiones de gases, ahorro de tiempo, etc.

 

 

Obviamente, tal cambio de comportamiento social reduciría el número de empleos en la industria automovilística. La alternativa es sencilla: si los empleos no hacen falta, aumentemos el tiempo libre; es más, decidamos qué actividades son necesarias y cuáles no, y dejemos de producir lo que no hace falta reduciendo así la presión sobre los ecosistemas y sobre los seres humanos. Es una buena forma de ir contra el principio de la producción por la producción.

 

 

Podemos establecer un paralelismo entre las enfermedades del organismo humano y las propias del espacio vital urbano:

ENFERMEDAD EN EL ORGANISMO HUMANO

 

ENFERMEDAD EN EL

ESPACIO VITAL

Transtornos circulatorios

 

Transtornos de tráfico

Constricción de los vasos por residuos de materia transportada (colesterol, calcio, trombocitos, etc.)

 

Embotellamientos y retenciones por detención y aparcamiento de vehículos

Colapso circulatorio como causa de muerte número uno para el organismo humano.

 

Colapso del tráfico como causa de muerte en la ciudad industrial

Crecimiento del cáncer

 

Caos circulatorio

División y reproducción incontrolada de las células en perjuicio de todo el organismo

 

Producción incontrolada de automóviles en perjuicio del rendimiento global de la sociedad

Extirpar del sistema normal superior el tejido cancerígeno como factor extraño

 

Arrancar del control de la sociedad el crecimiento del tráfico como poderoso factor económico

Muerte (también del cáncer) por agotamiento, intoxicación y destrucción del organismo biológico huésped

 

Ruina (también de la industria automovilística) por agotamiento (materias primas, energía), intoxicación (gases, ruido) y destrucción del organismo social huésped

Fuente: Vester, F.: El futuro del tráfico, Editorial Flor del Viento, 1997.

 

 

El problema del transporte en las grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, etc) o Canarias resulta especialmente grave, pues nuestro territorio se ve seriamente afectado por la invasión agresiva de los espacios naturales que realizan las grandes infraestructuras.

 

Por otro lado, la expansión de la infraestructuras viarias divide e insulariza el territorio cortando el flujo de materiales, energía e información que existía previamente. Tal interrupción supone reducciones de biodiversidad de hasta un noventa por ciento en los casos extremos, pues, por ejemplo, los animales tienen miedo a cruzar una carretera y no pueden moverse con la facilidad anterior para acceder a la satisfacción de sus necesidades en diferentes partes del territorio.

 

·         Ciclo del agua:

 

La edificación continua y el desarrollo de infraestructuras tienen un efecto de impermeabilización del suelo, con lo que el agua no puede filtrarse para posteriores usos humanos y no humanos. De esta forma, los recursos hídricos circulan con mayor velocidad al mar, aumentando la erosión notablemente (que después deberá enfrentarse con reparaciones y más inversión de recursos), y se reduce su disponibilidad para los seres vivos.

 

Por otro lado, los estilos de vida y de construcción promueven una expansión desmedida del consumo de agua. Si bien es cierto que la población en general no está concienciada del problema y despilfarra el agua en cisternas, duchas, etc., no es menos real que gran parte del problema reside en muchos usos que el sistema productivo capitalista hace del agua. Entre los ecólogos se considera que la apropiación humana de los recursos hídricos debe estar en torno a un tercio del total que corre por los ecosistemas, ya que otras especies necesitan también de ellos para sus funciones vitales.

 

Actualmente la apropiación es mucho mayor, con lo que estamos por esta vía promoviendo una simplificación de los ecosistemas. Ya pusimos antes el ejemplo de los anfibios: una de las causas por las que su número está reduciéndose es precisamente porque cada vez disponen de menos charcas donde vivir y reproducirse, cosa que es consecuencia de la actividad humana.

 

·         Modelo de gestión de residuos:

 

La valoración de los recursos que predomina en la actualidad tiene que ver con su coste de extracción y no con el coste de cierre de los ciclos naturales. Así, mientras las empresas no asumen sino lo que cuesta la puesta en disposición de las materias primas (extraer petróleo, cobre, etc.), una vez transformadas trasladan al resto de la sociedad los costes que tienen que ver con el reciclado o la acumulación de los mismos. Si las empresas tuvieran que pagar por empaquetar sus productos en plástico, probablemente su uso se reduciría. Hoy, una vez empleados, los plásticos se amontonan en los vertederos con una vida muy larga antes de descomponerse e incorporarse a la naturaleza nuevamente.

 

La ciudad actual produce cada vez más residuos y encima los concentra luego en vertederos, aumentando su potencial contaminante al mezclarse innumerables sustancias ya de por sí contaminantes. Los lixiviados (líquido formado por la mezcla de todos los jugos de la basura) son altamente nocivos.

 

  

 

El incremento de la cantidad de basura por habitante tiene que ver con las actividades de la nueva economía: diseño de folletos publicitarios, revistas, envoltorios de productos que buscan hacerlos más atractivos, etc. Al mismo tiempo que se generan los empleos de diseñadores, repartidores, etc., surgen también empleos por el lado de recogedores de basura, técnicos ambientales, ingenieros que desarrollan tecnologías para tratamiento de residuos, etc. El problema no se soluciona, pero hay cada vez más gente dedicada a él.

 

No sólo el consumo es responsable del incremento de los residuos, sino también la producción de la energía necesaria para sostener el sistema.

 

·         Segregación social:

 

La problemática ambiental urbana afecta de forma diferencial a los ciudadanos; así, la esperanza de vida de una persona varía dependiendo del lugar en el que resida y de la riqueza de la ciudad en la que viva. La competencia por el mejor suelo en el centro de la ciudad provoca tales incrementos de precios que la clases marginales se ven expulsadas a la periferia, con las discriminaciones resultantes en términos de movilidad condicionada (necesitan invertir muchos recursos para llegar al centro), hacinamiento en bloques a modo de colmena, etc. Ésta es la consecuencia de ver el suelo no como un recurso con múltiples funciones, sino como un activo financiero.

 

Marginalidad en el poblado las Barranquillas (Madrid)

 

 

¿Es la ciudad una mercancía o un espacio políticamente organizado? Los criterios de edificación y urbanización deben ir más allá del monetario y el especulativo, pues las consecuencias son perversas en términos de distribución de la población, con lo que ello implica de discriminación.

 

Desde este punto de vista, también podemos hablar de falta de equidad económica por el diferente sufrimiento del drama urbano de los individuos según su lugar de residencia.

 

·         Altenativas a la catástrofe: la ciudad compacta

 

Los ecólogos urbanos como Rueda proponen que la guía para la construcción de la ciudad sea la que utilizan las plantas en la fotosíntesis. Para ello se requeriría:

 

  • Aumentar la complejidad del sistema urbano sin requerir cada vez más energía.
  •  Apostar por la proximidad de los usos y de las funciones, lo que limita la necesidad de desplazarse para la satisfacción de las necesidades. En caso de ser preciso el traslado, los transportes serán colectivos o simplemente uno irá caminando o en bicicleta. La superficie edificada es así menor y las tipologías de construcción requerirán un menor mantenimiento. El crecimiento de la ciudad se regirá por el aumento de la población.
  •  Apostar por compartir desde vehículos, apostar por medios de transporte colectivos, etc, significa ahorro de recursos.